Dos años después de su despedida, es recordado. Nunca lo conocimos, tampoco estrechamos su mano. Pero fue a través de su música que los corazones se hicieron hermanos.
Geoffrey Oryema, hijo, padre, tío, amigo, músico. Muchas veces desconocido; otras, íntimo amigo. Fueron los devenires y los contratiempos de la vida los que lo llevaron a darnos como ofrenda un legado musical que seguirá propagándose por el tiempo y el espacio.
Las biografías abundan en la red sobre su vida. Nos canto en swahili, acholi, inglés y francés. Y es a través de la música que lo recordaremos.
En algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido como nómadas…
Por otro lado, la música, las cuerdas de guitarra, el bajo al ritmo de los cueros, y los cueros al ritmo de África, nos alegro el corazón y la vida, como el corazón de nuestra madre en el vientre.
Hasta luego…