La risa (I): lo maquinal

Essentially a joke is an antirrite.

Mary Douglas. Social control and cognition: some factors in the perception of the joke.

Esta es la primera entrega de una serie de análisis en torno a la risa. El recorrido más breve posible sobre lo que ha dicho la filosofía y la ciencia, junto a algunas muestras de hábiles humoristas. Así que no pretenderé hacer reir mas si asombrarnos frente a ese fenómeno, que es como un reflejo y lo creeríamos natural, pero que es sólo humano e incluso circunscrito a lo cultural.

¿Por qué nos reímos? Sabemos que reir es una manera de relajarnos y de incrementar nuestro bienestar emocional y físico, pero si es así ¿por qué somos los humanos los únicos que nos reimos a carcajadas? Los únicos, digo, los seres humanos ¿qué es lo que nos hace reir? Hay quienes talentosamente siempre lo logran y entonces ¿conocerán el patrón o les será algo intuitivamente logrado? ¿En qué estado del ser estamos cuando reimos?

Aristóteles decía que al reir se entra en sí mismos y nos afirmamos orgullosamente en el yo. Charles Darwin, el famoso biólogo que planteó la teoría de la evolución, estaba intrigado por este fenómeno y buscó en la conducta del simio los rasgos universales del hombre entre los cuales se encuentra la risa. Desde antes y mucho después, Platón, Cicerón, Hobbes, Baudelaire, Freud, Kant, Hegel, Shopenhauer y Eco, entre otros, reflexionaron sobre el humor, lo cómico y la risa, y plantearon, los unos el carácter subversivo de la risa frente a hechos y actos rigurosos o arbitrarios, y los otros, la superioridad y arrogancia de quien ríe. Ciertos autores postulan que lo cómico se debe a la sorpresa e incongruencia con las expectativas sobre algún acontecimiento que estemos percibiendo.

Desde las ciencias del hombre se ha considerado a la risa como medio de adaptación de la especie, porque permite lograr un equilibrio ante situaciones de abatimiento. Se considera que tiene su origen en un período prelinguístico del hombre, utilizado como señal de buenas noticias y que sugería la posibilidad de relajarse.

Para el filósofo francés Henri Bergson la risa cumple una función social. Se desencadena frente a comportamientos rígidos que deberían ser flexibles para conservar una vida sana, y frente a las conductas que se alejan de normas morales. La función social de la que habla Bergson es correctiva. En pocas palabras, nos reímos de los «inadaptados» ¿Cómo se corrigen? Según Bergson, porque al reirnos de la rigidez y de la inmoralidad, humillamos a quien los comete, atacamos su vanidad o su arriesgada distracción. A la vez, en la escena compartimos la reacción con otros que, también espectadores, aprenden a vincular un hecho con otro y, por ende, a inferir «lo correcto». La sistematización que hace este autor francés resulta muy práctica a la hora de poner la lupa y etiquetar diferentes aspectos de lo risible. Veamoslo más adelante.

Los seres humanos hemos dado la vuelta de tuerca a este gesto, provocándolo con habilidad. Hemos hecho profesión de la provocación de la risa, terapia de la risa para distendernos y burla de nosotros mismos para relativizar la importancia de nuestros errores. Eso no quiere decir que deje de ser correctiva. En efecto, nos ayuda a quitar importancia a la gravedad del error cuando somos espectadores y espectáculo. Pero esto último es mi propia conclusión, volvamos a Bergson:

Lo cómico tiene algo de estético, pues aparece en el preciso instante en que la sociedad y la persona, libres ya del cuidado de su conversación, empiezan a tratarse como obras de arte.

Henri Bergson. La risa.

La sociedad humana apoya y defiende la elasticidad y la sociabilidad. Nos sorprenden la rigidez y las excentricidades y estallamos con una carcajada frente a algo que nos parezca estar dotado de rigidez mecánica, tal como si pudiésemos ver al trasluz de los movimientos de la persona un mecanismo desmontable ¿No es así como frente a Charles Chaplin hemos reido?

Nos reimos cuando alguien imita a otra persona por las mismas razones maquinales. Cuando el comediante imita a un otro conocido deja de lado su gracia propia y adquiere y expresa lo que tiene de mecánico y uniforme el gesto del otro; ha sabido extraer la parte de automatismo de esa gracia ajena y la ha dejado introducirse en su persona.

Quienes conocen el humor de Les Luthiers y están familiarizados con las presentaciones de Marcos Munstock, podrán mirar en la travesura de Daniel Rabinovich la articulación mecánica de los gestos de su colega como si se tratara de un acontecimiento humano dentro de otro, como si se articularan mecánicamente los acontecimientos humanos del imitado en el imitador.

Si nos fijamos bien, el humorista además de imitar gestos, hace con las palabras lo que no quería, justamente por hacer de la lectura algo maquinal, distraido. Termina diciendo lo que no se quería, haciendo lo que no era propuesto.

Estos tres aspectos de la comicidad podrían hacer notar lo que para Bergson es la defensa de la agilidad despierta, la flexibilidad viva y la adaptación moral, a través de la burla…

…es por eso que los vicios son cómicos, pero no cuando la persona los posee sino cuando es el vicio el que posee a la persona. Veremos ese dibujo moral en un próximo artículo.

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